Frases
A veces una broma, una anécdota, un momento insignificante, nos pintan mejor a un hombre ilustre, que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.
¿Qué ganarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte? Pues bien, imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan tus enemigos.
El mejor modo de vengar la injuria es no parecerse al que la infirió.
De todas las reacciones posibles ante una injuria, la más hábil y económica es el silencio.
No hemos de ser inmortales para los demás, sino para nosotros mismos.
La inteligencia no sirve para guiar el instinto, sino para comprenderlo.
El interés, lo mismo que todo lo demás en las relaciones humanas, debe ser sincero. Debe dar dividendos no sólo a la persona que muestra el interés, sino también a la que recibe la atención. Es una vía de dos manos: las dos partes se benefician.
Entendemos más por intuición que por discurso: la intuición clara y viva es el carácter del genio.
A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino sólo entre las lágrimas, y entonces hay que saberse decidir por las más hermosas.
Cuando uno se hace viejo, gusta más releer que leer.