Frases
Son poquísimos los hombres que sepan tolerar en otros los defectos de que ellos mismo adolecen.
El amor es como la fiebre: nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte.
Tener el carácter firme es tener una larga y sólida experiencia de los desengaños y desgracias de la vida.
El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad.
He vivido lo suficiente para ver que la diferencia engendra odio.
El hombre poco claro no puede hacerse ilusiones: o se engaña a sí mismo, o trata de engañar a otros.
Se necesita casi tanta valentía en el escritor como en el guerrero; ni aquel debe pensar en los periodistas, ni éste en el hospital.
La dignidad sin mérito se hace acreedora de cumplidos sin estimación.
Pasa con la felicidad como con los relojes, que los menos complicados son los que menos se estropean.
El opuesto de una frase correcta es una frase errónea. Pero el opuesto de una verdad profunda puede muy bien ser otra verdad profunda.